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25 Los hermanos se sentaron a comer. De pronto vieron que se acercaba un grupo de comerciantes. Eran unos ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos estaban cargados de finos perfumes y hierbas de rico olor, que los ismaelitas pensaban vender en Egipto.

26 Judá entonces les dijo a sus hermanos:

«No ganamos nada con matar a nuestro hermano, y luego tener que mentir acerca de su muerte. 27 Nos conviene más vendérselo a estos ismaelitas. Después de todo, José es nuestro hermano; ¡es de nuestra propia familia!»

Esta idea les pareció bien,

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